viernes, 9 de octubre de 2020

 

RISAS.

No importan los años que pasen ni los daños que acumule. No importa el tiempo ni el espacio, ni credo ni condición. No hay calor ni frio, ni alegría ni tristeza que pueda compararse con, aunque solo sean cinco segundos, oírte reír de nuevo. Y que en esos cinco paupérrimos segundos, mi mirada se coma la tuya y, ni aun eso, consiga apagar tu risa.

Gracias por convertir tu risa en una sonrisa en mi rostro para el resto del día. Para lo que queda de vida.

Sefarad.

domingo, 28 de diciembre de 2014

Uno más.


En estos días, en los que todos nos empeñamos en hacer resumen, balance del año que se nos va, al mismo tiempo en que elaboramos listas con propósitos para el que viene. Yo reivindico mi derecho a no recordar, a no esperar nada. A ser más rio que nunca. Más agua moldeable, torrencial y placida. Amenazante y terrible, fría y cálida. Ser solo rio en el cauce de una vida que sabemos de antemano donde desemboca, donde termina.

Me aferro a mi derecho a vivir sin ser verbo. A ser yo sin emplear el pronombre, a no emplear ningún adjetivo al hablar de mí. Reclamo mi derecho a desaparecer para verme mejor. A no pensar más en ti para no ser nunca más tú.

No renaceré por que me niego a morir, ni voy a construir nada sobre las ruinas, porque viviré entre ellas hasta hacerlas mi hogar. No voy a buscar la felicidad, pues siempre estuvo dentro. Estuvo siempre tan cerca que era incapaz de encontrarla.

Aprenderé a soñar para estar más despierto a todo. Seré trueno cuando hable y brisa mansa en mis silencios. No me buscare en los ojos de nadie y solo me veré en el reflejo de la mirada de un niño que me llama: “ papá”, y consigue que ese sea mi único nombre verdadero.

Este año seré rio, y llevare en mi a quien quiera navegar por mi torrente y cauce. Y quien no quiera, que me deje pasar, que me olvide, que ya nos veremos en el mar.

David.

martes, 21 de octubre de 2014

PIEDRAS.


Se que hay cosas que nunca lograre. No porque no pueda, es más bien que que no quiero. Tengo la certeza de que saber demasiado es lo más parecido a no saber nada Por todo ello nunca le pediría al viento que no acaricie mi rostro, como no le puedo pedir al recuerdo que no bese tu nombre. No puedo pedirle a las palabras que no busquen su suicidio en el blanco de una pagina cualquiera, como no puedo quitarme las piedras que lastran el alma día a día. Por todo ello ando siempre en el filo de una tristeza que es siempre demasiado parecida a la alegria. Demasiado parecida a tí. Siempre intento borrar huellas logrando, tan solo, parir cicatrices que ninguna marea va a llevarse. Como si estuviera loco de atar.
Se donde estan mis limitaciones y todas ellas se definen entre las líneas de tu sonrisa.


jueves, 2 de octubre de 2014

Primera voz.


Me decías que querías mirar en mis ojos el reflejo de quien eras tú, realmente.   Me decías que te gustaba lo fácil que hacia parecer todo. Que te asustaba que te pudiera conocer tanto. Que tenías miedo de que todo lo nuestro pudiera ir a más.   Hace tan poco tiempo. Hace tanto de todo eso, que es como si una vida hubiera pasado ya.   Yo solo te decía que te quería. Tú, que no dijera eso.   Me decías que te hacia muy feliz, que nadie te había echo sentir así. Que todo lo que querías era entender lo que te estaba pasando. Y yo todo lo que quiero eres tú.   Con el tiempo todo cambio. Tus labios dejaron de hablar, tus miedos crecieron hasta dominar cualquier forma de valentía. La cobardía se alío con el miedo a perder la comodidad de una vida que antes no te bastó, pero que ahora decides que te es suficiente. Y ya no querías mirar mis ojos, pues no querías saber del dolor, es mejor vivir sin querer saber. Ya no te importaba que te pudiera conocer tanto, pues no me valdría para nada. Y ya no tenias miedo a que lo nuestro pudiera ir a mas, pues tu harías que fuera a menos. Y yo, mientras tanto, todo lo que quiero eres tú.   Tú querías que, no hiciera nada que te pudiera comprometer. Tú querías que matara todo lo que nació de mi para ti. Que borrara las pruebas de lo que siento por ti.   Tú querías que me inventara un olvido, que te ayudara a olvidarme, y yo, todo lo que quiero eres tú.   Tú querías que todo fuera fácil, y cuando no lo fue, te rendiste. Tú querías que yo entendiera, apelando a mi amor, que nunca me darías nada más, de lo que, una vez me dio la vida.   Tu querías que no sufriera, y cada día me hacías sufrir más, pero te importaba más el sufrimiento de los demás que el mío.   Y aprendí a volver a llorar, a sentir que la ansiedad quemaba mi corazón y que, el alma se me escapaba por el pecho, sabiendo que, para ti, no era eso lo que importaba. Y recordé como morir, sin recordar como volver a nacer, por que yo, todo lo que quiero eres tú.   Mis recuerdos me pueden engañar, y los tuyos los puedes borrar. Pero no sé como engañar al amor, quizás puedas enseñarme tú, quizás prefieras no hacerlo.    Yo te decía que no entendía como se podía dejar de amar de un día para otro, y tú decías que tampoco lo sabías. Pero ahora que lo sabes no me lo quieres contar.   Descubrir que eres una cobarde no me sirve. Saber que no sentías tanto como yo no tiene remedio. Aceptar que te será fácil dejarme atrás, duele. Comprender que amar es una palabra que tú y yo interpretamos de distinta manera, no me vale para nada. De nada cuando yo, todo lo que quiero eres tú.   Cuando la rabia me consuma el corazón, y quiera devolverte tanto dolor. Cuando escoja las palabras que pueden convertir lo más hermoso de tu vida en un infierno, me las tragaré como un veneno mortal, y callaré. Porque te amo. Y todo lo que quiero eres tú. 



 

 

sefaradavid@gmail.com